Hace mucho tiempo, una joven china llamada Li se casó y se fue a
vivir con su marido y su suegra. Después de algunos días, no se
entendía con ella. Sus personalidades eran muy diferentes y Li fue
irritándose con los hábitos de su suegra, que frecuentemente la
criticaba.
Los meses pasaron y Li y su suegra cada vez discutían más. De acuerdo con una antigua tradición china, la nuera
tiene que cuidar a la suegra y obedecerla en todo. Li, no soportando
más vivir con la madre de su marido, decidió tomar una decisión y visitar a un
amigo de su padre.
Después de oírla, él tomó un paquete de hierbas y le dijo: “No deberás usarlas de una sola vez para liberarte de tu suegra, porque ello causaría sospechas. Deberás darle varias hierbas que irán lentamente envenenando a tu suegra. Cada dos días pondrás un poco de estas hierbas en su comida. Ahora, para tener certeza de que cuando ella muera nadie sospeche de ti, deberás tener mucho cuidado y actuar de manera muy amable. No discutas, ayúdala a resolver sus problemas. Recuerda, tienes que escucharme y seguir todas mis instrucciones”.
Después de oírla, él tomó un paquete de hierbas y le dijo: “No deberás usarlas de una sola vez para liberarte de tu suegra, porque ello causaría sospechas. Deberás darle varias hierbas que irán lentamente envenenando a tu suegra. Cada dos días pondrás un poco de estas hierbas en su comida. Ahora, para tener certeza de que cuando ella muera nadie sospeche de ti, deberás tener mucho cuidado y actuar de manera muy amable. No discutas, ayúdala a resolver sus problemas. Recuerda, tienes que escucharme y seguir todas mis instrucciones”.
Li respondió: “Sí,
Sr. Huang, haré todo lo que Usted me pida”. Li quedó muy
contenta, agradeció al Sr. Huang y volvió muy apurada para
comenzar el proyecto de asesinar a su suegra.
Pasaron las semanas y cada dos días, Li servía una comida
especialmente tratada a su suegra. Siempre recordaba lo que el Sr.
Huang le había recomendado sobre evitar sospechas, y así controló
su temperamento, obedecía a su suegra y la trataba como si fuese su
propia madre.
Despues de seis meses, la casa entera estaba
completamente cambiada. Li había controlado su temperamento y casi
nunca la aborrecía. En esos meses, no había tenido ni una discusión
con su suegra, que ahora parecía mucho más amable y más fácil de
lidiar con ella. Las actitudes de la suegra también cambiaron y
ambas pasaron a tratarse como madre e hija.
Un día, Li fue nuevamente
en busca del Sr. Huang para pedirle ayuda y le dijo: “Querido
Sr.Huang, por favor ayúdeme a evitar que el veneno mate a mi suegra.
Ella se ha transformado en una mujer agradable y la amo como si fuese
mi madre. No quiero que ella muera por causa del veneno que le di”.
El Sr. Huang sonrió y señaló con la cabeza: “Sra. Li, no
tiene por qué preocuparse. Su suegra no ha cambiado, la que cambió
fue usted. Las hierbas que le dí eran vitaminas para mejorar su
salud. El veneno estaba en su mente, en su actitud, pero fue echado
fuera y sustituido por el amor que pasaste a darle a ella”.
En la
China existe un adagio que dice: “La persona que ama a los otros,
también será amada”. La mayor parte de las veces recibiremos de
las otras personas lo que le damos. Acuérdate siempre: “El plantar
es opcional, pero la cosecha es obligatoria, por eso ten cuidado con
lo que plantas”.
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